Y aquella vez fue como nunca y siempre:
vamos allí donde no espera nada
y hallamos todo lo que está esperando.

martes, 15 de junio de 2010

los siete pecados capitales



De rodillas en el confesionario, un arrepentido admitió que era culpable de avaricia, gula, lujuria, pereza, envidia, sobervia e ira:
Jamás me confesé. Yo no quería que ustedes, los curas, gozaran más que yo con mis pecados, y por avaricia me los guardé. ¿Gula? Desde la primera vez que la vi, confieso, el canibalismo no me pareció tan mal. ¿Se llama lujuria eso de entrar en alguien y perderse allí adentro y nunca más salir? Esa mujer era lo único en el mundo que no me daba pereza. Yo sentía envidia. Envidia de mí. Lo confieso. Y confieso que después cometí la sobervia de creer que ella era yo. Y quise romper ese espejo, loco de ira, cuando no me vi.



Eduardo Galeano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario